jueves, 19 de abril de 2012

Subsidio a Transantiago: un parche

Fuente: Rodrigo Troncoso, investigador Libertad y Desarrollo, en La Tercera, 18 de abril de 2012

EL GOBIERNO ha anunciado esta semana que propondrá al Congreso un subsidio para financiar el Transantiago, que permitirá congelar las tarifas para los próximos años. Llama la atención que se quiera promover un subsidio que podría terminar perpetuando la situación actual, con un enorme costo fiscal, de escasa rentabilidad social en lugar de optar por reformas profundas a un sistema que nació con serios problemas de diseño e implementación.

Partamos por hacer un breve repaso de los argumentos para justificar esta medida. Primero, no tiene sentido la comparación con Europa y la analogía no pasa de ser mera retórica sin fundamento. Algunos de los sistemas de transporte subsidiados a los que se hace referencia funcionan bien, han desincentivado el uso del automóvil y sus usuarios están satisfechos. Esto dista de la realidad del Transantiago. Por otro lado, no es la existencia de subsidios lo que hace que un sistema de transporte funcione bien. Por ejemplo, Singapur tiene uno de los mejores sistemas de transporte público en el mundo y opera sin la necesidad de subsidios del Estado.

Segundo, se ha dicho que subsidiar el transporte público tiene externalidades positivas para toda la sociedad en términos de contaminación y congestión. También se argumenta que existen economías de escala que justificarían un subsidio. Pero, contrario a lo planteado por las autoridades, la evidencia empírica no es favorable a la introducción de subsidios. Esta nos muestra que los subsidios a la tarifa prácticamente no desincentivan el uso del automóvil. Además, buena parte de estos subsidios terminan beneficiando a los operadores en vez de los pasajeros.

Tercero, se han dado argumentos de carácter social. Para una familia de escasos recursos, pagar una tarifa que logre financiar el costo del sistema podría ser muy oneroso. Si bien la situación es real, esto no justifica un subsidio masivo a todos los usuarios del transporte público. El problema de fondo es la falta de desarrollo. Muchos viajeros sí pueden pagar una tarifa mayor a la actual. Sin duda no sería popular desde un punto de vista político, pero el populismo no es un buen criterio para definir políticas públicas. Existen abundantes experiencias de subsidios masivos a bienes escasos y costosos que terminan en un exceso de consumo por parte de una mayoría que puede pagar su costo real. Si el problema es de carácter social, lo que corresponde son subsidios focalizados y no masivos. Actualmente existen medios tecnológicos e instrumentos de focalización como la Ficha de Protección Social para extender las ayudas del Estado al transporte, si este fuera el caso. Por lo demás, el subsidio es por un monto tan elevado, que se convertiría en la principal política para enfrentar pobreza, desigualdad y oportunidades. Es cuestionable que el transporte público sea el instrumento más adecuado para este fin.

Existen numerosos diagnósticos de los motivos por los cuales el Transantiago no resultó en lo que debería ser: un sistema de transporte de calidad que no necesite subsidios. Se debería trabajar en un cambio mayor al sistema actual en el mediano y largo plazo, en lugar de perpetuar un sistema que no resultó ser satisfactorio y que subsidia la tarifa a todos los santiaguinos.

http://bit.ly/I8E3WZ

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