Así lo establece el actual proyecto que discute el Congreso y que eleva en US$ 9.000 millones el financiamiento previo. La mitad de las platas es para el sistema capitalino y la otra va a regiones. LyD estimó el uso alternativo de estos recursos.
Fuente: La Tercera, Pamela Jimeno - 08/07/2012
En agosto próximo el gobierno espera tener aprobada la reforma tributaria en el Congreso para, al mes siguiente, ingresar el Presupuesto 2013. Pero, en paralelo, el Ejecutivo también tiene otro reto, que es lograr una rápida aprobación del proyecto de ley que propone aumentar los subsidios para el Transantiago. Lo que está en juego es un paquete fiscal de US$ 16.174 millones en el período 2012-2022, donde la mitad de los recursos irá a financiar el sistema de transporte capitalino y una cifra espejo a regiones. En promedio, supone un desembolso público de US$ 1.470 millones por año, según el reciente informe financiero entregado por la Dirección de Presupuestos (Dipres).
El proyecto fue ingresado al Parlamento el 8 de mayo pasado y en la actualidad está en revisión en la Comisión de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones de la Cámara de Diputados.
El texto modifica la Ley 20.378 de 2009 que creó el subsidio permanente al Transantiago, para elevar la base fiscal que financia su operación. Según el gobierno, el sistema no podrá seguir funcionando con la actual estructura de subsidios, ya que exigiría un fuerte incremento anual de la tarifa. Por ello, propone un aumento del orden de US$ 9.000 millones en los subsidios respecto de la legislación vigente (ver infografía) -la mitad para el transporte capitalino y el resto para regiones-, lo que implica más que duplicar el costo que hasta ahora imponía este ítem para el país.
Según explicita el informe de la Dipres, del monto anual que el sistema de transporte demandaría para Santiago en todo el período contemplado, en promedio, cerca de US$ 735 millones por 11 años, poco más de la mitad corresponde al subsidio permanente del pasaje escolar y el resto al subsidio de la tarifa regular.
En el período 2012-2017 el desembolso sería de US$ 8.880 millones; es decir, un alza de 86% respecto de la legislación actual. Para el período 2018-2022 se propone un gasto de US$ 7.293 millones. Este plan de la segunda etapa triplica los recursos requeridos hoy para igual lapso.
Uso alternativo
La magnitud creciente de las platas fiscales que demanda el Transantiago, sumado a las grandes falencias que todavía muestra el servicio, mantiene abierto entre los expertos el debate acerca del uso alternativo que podrían tener esos fondos y de la mayor eficiencia que se les podría sacar. Al respecto, el coordinador del programa social de Libertad y Desarrollo (LyD), Rodrigo Troncoso, midió el costo fiscal alternativo del sistema y su impacto sobre las políticas sociales del Estado.
Plantea que el programa de subsidios 2012-2022 podría haberse usado con más eficiencia; por ejemplo, en potenciar el Metro. Explica que las líneas 3 y 6 del tren subterráneo requieren una inversión de US$ 1.722 millones y US$ 1.036 millones, respectivamente. Así, estima que con las platas del Transantiago y su espejo en regiones se podrían financiar nueve líneas como la 3 y 15 como la 6. “El costo por pasajero transportado es menor en Metro que en bus, por lo que una inversión como esa contribuiría a reducir el déficit del sistema de transporte”, afirma. Para los cálculos se usó un tipo de cambio de $ 500.
En otra perspectiva, indica que los US$ 1.470 millones anuales que le costará al Fisco el financiamiento del Transantiago superan en un 18% lo que requeriría el Estado para terminar por un año con la situación de pobreza de los 2,5 millones de personas (un 15,1% del país) que vivían así según la Encuesta Casen 2009. Ello implicaría recursos por US$ 1.246 millones, calcula LyD.
Para Troncoso, el punto es cómo la autoridad ha debido reorientar la caja fiscal para sostener al sistema de transporte de la capital y cómo ello ha impactado en el resto del andamiaje de las políticas públicas. De acuerdo a LyD, si sólo por medio año se dejaran de financiar los subsidios al Transantiago, se podría terminar con los campamentos en Chile, donde aún viven 27.378 familias (83.862 personas), según el catastro realizado por el gobierno en 2011.
“El delegado presidencial para campamentos y aldeas afirmó que se destinarán más de US$ 170 millones para solucionar la situación de 9.000 familias. Esto significa que solucionar la situación a las 27.378 familias costaría alrededor de $ 258.570 millones (US$ 517 millones). El subsidio total al Transantiago más los fondos espejo a regiones equivalen a 31 veces ese monto”, dice Troncoso.
El gasto fiscal anualizado del sistema de transporte representa un 91% de todo el desembolso fiscal 2011 en políticas sociales en pobreza, desigualdad y oportunidades (US$ 1.622 millones), incluidos el subsidio al salario de las trabajadoras más pobres y el aumento de las asignaciones para articular el Ingreso Etico Familiar.
Aporte a la educación
En medio del debate por los recursos para la reforma educacional, LyD también analiza el impacto que tendrían en ese ámbito las platas que hoy se destinan al Transantiago. “La reforma tributaria recaudaría entre US$ 700 millones y US$ 1.000 millones, mientras el subsidio a Transantiago, más los fondos espejo, asciende a US$ 1.470 millones anuales en promedio. ¿Era necesario echar mano a los impuestos? Pareciera que no”, sostiene Troncoso.
Las estimaciones de LyD muestran, por ejemplo, que el gasto anual del Transantiago equivale a triplicar el presupuesto anual para subvención escolar preferencial -de 2011-, lo que beneficiaría a 973.000 niños, o elevar en siete veces los recursos del Fondo Solidario de Crédito Universitario, que recibió casi US$ 197 millones. Si así fuera, asegura Troncoso, se beneficiarían algo más de 130.000 estudiantes. O también se podrían multiplicar por cuatro los fondos para becas en educación superior, los que sumaron US$ 335 millones el año pasado. Esto ayudaría a 171.010 estudiantes.
Un año de subsidios en transportes, según el plan del gobierno, equivale además al 20% del gasto fiscal 2011 en enseñanza parvularia, primaria y secundaria (por un total de US$ 7.446 millones).
Más salud
El experto también midió el impacto del costo del plan de transporte sobre el gasto en salud y concluyó que, por ejemplo, el programa 2012-2022 equivale a 11 años de financiamiento de la atención primaria que beneficia a 13 millones de personas. O también que un año de subsidios es un tercio del gasto total que demandan los 29 servicios de salud públicos al año, de US$ 5.030 millones.
Adicionalmente, Troncoso toma como referencia el recién inaugurado Hospital de Arica Doctor Juan Noé, cuya inversión fue de $ 38.000 millones ($ 31.000 millones en obras civiles y $ 7.600 millones en equipamiento). Se trata de un recinto de 41.000 metros cuadrados, unidad de urgencia con helipuerto para el traslado de pacientes graves y 288 camas. Estima que con el programa de subsidios totales de 2012-2022 se podrían construir 212 hospitales como el ariqueño o 117 recintos si sólo se considerara el aumento de subsidios propuestos en el proyecto del Transantiago que hoy se discute en el Parlamento.
El proyecto fue ingresado al Parlamento el 8 de mayo pasado y en la actualidad está en revisión en la Comisión de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones de la Cámara de Diputados.
El texto modifica la Ley 20.378 de 2009 que creó el subsidio permanente al Transantiago, para elevar la base fiscal que financia su operación. Según el gobierno, el sistema no podrá seguir funcionando con la actual estructura de subsidios, ya que exigiría un fuerte incremento anual de la tarifa. Por ello, propone un aumento del orden de US$ 9.000 millones en los subsidios respecto de la legislación vigente (ver infografía) -la mitad para el transporte capitalino y el resto para regiones-, lo que implica más que duplicar el costo que hasta ahora imponía este ítem para el país.
Según explicita el informe de la Dipres, del monto anual que el sistema de transporte demandaría para Santiago en todo el período contemplado, en promedio, cerca de US$ 735 millones por 11 años, poco más de la mitad corresponde al subsidio permanente del pasaje escolar y el resto al subsidio de la tarifa regular.
En el período 2012-2017 el desembolso sería de US$ 8.880 millones; es decir, un alza de 86% respecto de la legislación actual. Para el período 2018-2022 se propone un gasto de US$ 7.293 millones. Este plan de la segunda etapa triplica los recursos requeridos hoy para igual lapso.
Uso alternativo
La magnitud creciente de las platas fiscales que demanda el Transantiago, sumado a las grandes falencias que todavía muestra el servicio, mantiene abierto entre los expertos el debate acerca del uso alternativo que podrían tener esos fondos y de la mayor eficiencia que se les podría sacar. Al respecto, el coordinador del programa social de Libertad y Desarrollo (LyD), Rodrigo Troncoso, midió el costo fiscal alternativo del sistema y su impacto sobre las políticas sociales del Estado.
Plantea que el programa de subsidios 2012-2022 podría haberse usado con más eficiencia; por ejemplo, en potenciar el Metro. Explica que las líneas 3 y 6 del tren subterráneo requieren una inversión de US$ 1.722 millones y US$ 1.036 millones, respectivamente. Así, estima que con las platas del Transantiago y su espejo en regiones se podrían financiar nueve líneas como la 3 y 15 como la 6. “El costo por pasajero transportado es menor en Metro que en bus, por lo que una inversión como esa contribuiría a reducir el déficit del sistema de transporte”, afirma. Para los cálculos se usó un tipo de cambio de $ 500.
En otra perspectiva, indica que los US$ 1.470 millones anuales que le costará al Fisco el financiamiento del Transantiago superan en un 18% lo que requeriría el Estado para terminar por un año con la situación de pobreza de los 2,5 millones de personas (un 15,1% del país) que vivían así según la Encuesta Casen 2009. Ello implicaría recursos por US$ 1.246 millones, calcula LyD.
Para Troncoso, el punto es cómo la autoridad ha debido reorientar la caja fiscal para sostener al sistema de transporte de la capital y cómo ello ha impactado en el resto del andamiaje de las políticas públicas. De acuerdo a LyD, si sólo por medio año se dejaran de financiar los subsidios al Transantiago, se podría terminar con los campamentos en Chile, donde aún viven 27.378 familias (83.862 personas), según el catastro realizado por el gobierno en 2011.
“El delegado presidencial para campamentos y aldeas afirmó que se destinarán más de US$ 170 millones para solucionar la situación de 9.000 familias. Esto significa que solucionar la situación a las 27.378 familias costaría alrededor de $ 258.570 millones (US$ 517 millones). El subsidio total al Transantiago más los fondos espejo a regiones equivalen a 31 veces ese monto”, dice Troncoso.
El gasto fiscal anualizado del sistema de transporte representa un 91% de todo el desembolso fiscal 2011 en políticas sociales en pobreza, desigualdad y oportunidades (US$ 1.622 millones), incluidos el subsidio al salario de las trabajadoras más pobres y el aumento de las asignaciones para articular el Ingreso Etico Familiar.
Aporte a la educación
En medio del debate por los recursos para la reforma educacional, LyD también analiza el impacto que tendrían en ese ámbito las platas que hoy se destinan al Transantiago. “La reforma tributaria recaudaría entre US$ 700 millones y US$ 1.000 millones, mientras el subsidio a Transantiago, más los fondos espejo, asciende a US$ 1.470 millones anuales en promedio. ¿Era necesario echar mano a los impuestos? Pareciera que no”, sostiene Troncoso.
Las estimaciones de LyD muestran, por ejemplo, que el gasto anual del Transantiago equivale a triplicar el presupuesto anual para subvención escolar preferencial -de 2011-, lo que beneficiaría a 973.000 niños, o elevar en siete veces los recursos del Fondo Solidario de Crédito Universitario, que recibió casi US$ 197 millones. Si así fuera, asegura Troncoso, se beneficiarían algo más de 130.000 estudiantes. O también se podrían multiplicar por cuatro los fondos para becas en educación superior, los que sumaron US$ 335 millones el año pasado. Esto ayudaría a 171.010 estudiantes.
Un año de subsidios en transportes, según el plan del gobierno, equivale además al 20% del gasto fiscal 2011 en enseñanza parvularia, primaria y secundaria (por un total de US$ 7.446 millones).
Más salud
El experto también midió el impacto del costo del plan de transporte sobre el gasto en salud y concluyó que, por ejemplo, el programa 2012-2022 equivale a 11 años de financiamiento de la atención primaria que beneficia a 13 millones de personas. O también que un año de subsidios es un tercio del gasto total que demandan los 29 servicios de salud públicos al año, de US$ 5.030 millones.
Adicionalmente, Troncoso toma como referencia el recién inaugurado Hospital de Arica Doctor Juan Noé, cuya inversión fue de $ 38.000 millones ($ 31.000 millones en obras civiles y $ 7.600 millones en equipamiento). Se trata de un recinto de 41.000 metros cuadrados, unidad de urgencia con helipuerto para el traslado de pacientes graves y 288 camas. Estima que con el programa de subsidios totales de 2012-2022 se podrían construir 212 hospitales como el ariqueño o 117 recintos si sólo se considerara el aumento de subsidios propuestos en el proyecto del Transantiago que hoy se discute en el Parlamento.
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