Fuente: Angelo Guevara, Profesor Facultad de Ingeniería, U.de los Andes, en columna Opinión, La Tercera, 9/12/2011.
EL SUBSIDIO permanente al Transantiago puede ser una herramienta que potencie el desarrollo del país. En general, cualquier mejora al sistema de transporte favorece a toda la economía. Dado que los viajes se realizan con algún propósito, mejoras al sistema de transporte favorecen finalmente las actividades que motivan dichos viajes.
Por ejemplo, al mejorar el sistema de transporte, quienes buscan trabajo pueden incluir alternativas más lejanas en su conjunto de elección, aumentando las posibilidades de encontrar un mejor empleo. Los estudiantes pueden asistir a un mejor liceo o universidad. Las empresas pueden contratar mejores trabajadores. Al mejorar el sistema de transporte, Chile se vuelve más eficiente. Con los mismos recursos podemos hacer más y mejores cosas.
Dentro del sistema de transporte es mucho más provechoso invertir en mejorar el transporte público que el privado. La razón principal es que los autos hacen un uso muy ineficiente del espacio vial. En Santiago, 7.500 buses transportan cerca de 2,5 millones de personas. En cambio, se necesitan casi dos millones de autos para transportar un número similar. Favorecer sólo a los autos haciendo más autopistas haría de Santiago una ciudad inviable. Sería como hacer un edificio donde cada persona tiene su ascensor privado. Una locura.
Ahora bien, un sistema de transporte público sin subsidios deviene casi siempre en la subprovisión de servicios o en tarifas excesivas. Esto ocurre porque un operador que debe autofinanciarse no considera la externalidad positiva que cada nuevo pasajero tiene en el tiempo de espera del resto de los usuarios. Debido a esto, el costo privado es mayor que el costo social, lo cual justifica los subsidios. Por añadidura, al revés del transporte público, el auto produce importantes externalidades negativas tanto de congestión como de contaminación. Dado que el auto y transporte público son substitutos, cualquier medida, incluido el subsidio al Transantiago, que permita reducir el número de viajes en auto será socialmente eficiente. El subsidio óptimo para el Transantiago no ha sido determinado aún con precisión, pero se estima que la tarifa resultante debiera ser inferior a la tarifa actual.
Finalmente, cabe destacar que una condición indispensable para que el subsidio al Transantiago pueda potenciar el desarrollo del país es que el sistema funcione de manera eficiente. Esto significa cuatro cosas principales: 1) El Transantiago debe ceñirse a un presupuesto determinado de manera socialmente óptima; 2) Frecuencias y recorridos deben ajustarse a la demanda para minimizar transbordos y tiempos de espera; 3) Hacer más medidas de prioridad a los buses y menos líneas de metro; 4) Los costos operacionales deben reducirse al mínimo, principalmente mediante la asignación optimizada de vehículos y de choferes.
La formalización de la industria hace posible que un subsidio permanente al Transantiago se transforme en un catalizador del desarrollo del país. El primer paso para ese objetivo es que los esfuerzos se centren, antes que nada, en la determinación del subsidio óptimo.
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